jueves, 7 de octubre de 2010

Iglesia Metodista Libre Coelemu

REFLEXIÓN DE LA SEMANA


Mateo 8:14-15 "Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre. Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía."
Podemos leer en este texto lo hermoso de ser hijo de Dios de saber que tenemos un Dios sanador, particularmente en esta porción de la Palabra de Dios encontramos dos cosas que son un precedente y un ejemplo para nosotros como Cristianos del Siglo 21, recordemos que la Palabra no pasa, el Poder de Dios es el Mismo y Dios es inmutable por lo tanto lo que leemos en esta reflexión, si bien es cierto ha sucedido hace ya más de dos mil años, está vigente en nuestra era; entonces vamos a la enseñanza que podemos extraer de estos versículos:
Entendiendo que para invitar a una persona a nuestra casa debe haber una relación de amistad más allá de una primera conversación,debe haber un grado de confianza, amistad más profunda de lo común. Fue justamente esto lo que vivía Pedro con Jesús, y un día después de haber predicado el Evangelio de las Buenas Nuevas en la ciudad Jesús se sintió un poco hambriento y cansado y mirando a Pedro le pregunta ¿Pedro que habrá de almuerzo en tu casa?, sabes tengo un poco de hambre y me gustaría almorzar contigo y tu familia, a lo que Pedro contestó: Eeeeh , bueno.... y por qué no vamos mejor a la casa de Juan y mañana vamos a la mía? y Jesús le dice: No Pedro, yo quiero ir hoy a tu casa y compartir la mesa con tu esposa y contigo... y Pedro pensando un poco le confiesa en un tono más privado y en silencio (como queriendo que nadie más escuchara), lo que pasa es que está mi suegra en la casa y tú sabes... mi suegra...mmmm; Jesús entendiendo lo que Pedro le quería decir (yo lo entiendo perfectamente), le dice a Pedro, no importa Pedro vamos igualmente a tu casa a almorzar, Juan vive muy lejos y en una de esas se convierte tu suegra, (Pedro murmuró algo que no se entendió mucho pero finalmente asintió con su cabeza), y encaminaron a la casa del Apostol.
Llegados a la casa las oraciones de Pedro habían sido escuchadas y su suegra estaba en cama enferma, no podía ni hablar de la fiebre que tenía (que bendición tan grande), pero Jesús que es Eterno en Amor y no hace acepción de personas (aquí nos damos cuenta), se acerca a esta mujer postrada en la cama, la miró fíjamente, su corazón se conmovió de verla sin fuerzas, sin ánimo, agotada luchando con la enfermedad entonces Jesús sólo toca su mano y la fiebre la dejó. De inmediato la mujer se incorpora abraza al maestro luego abraza a su yerno Pedro y le dice: Gracias hijo por traer al maestro a la casa, gracias por invitarlo a almorzar esta tarde, que grande es Dios, decía la mujer, porque sabía que necesitaba ser sanada de esta enfermedad y en su alegría y jolgorio les dice a los hombres, tomen asiento que los atiendo de inmediato y no me demoro nada en preparar algo para servirles y se retiró hacia la cocina cantando y alabando al Señor... Allí quedaron Jesús y Pedro frente a frente sentados alrededor de la mesa, Jesús sin palabras miró a Pedro queriéndole decir "Yo sabía Pedro...yo sabía", y de Pedro, bueno ya sabemos por qué negó a Jesús.

Este es el mensaje:

Invita a Jesús a tu hogar y llevarás Sanidad.
Una vez que Dios te sana sírvele y nada más.


Bendiciones,
Samuel Soto Salazar
pastor

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